La bicicleta es, pues, mítica, épica y utópica. Uno sólo puede dedicarse a su práctica prestando una atención sostenida al presente, aunque sólo sea a causa de los riesgos de la circulación, pero la bicicleta constituye el núcleo de relatos que resucitan simultáneamente la historia personal individual y los mitos compartidos por muchos; estos dos pasados son solidarios y confieren una tonalidad épica a los recuerdos individuales más modestos. (…) Evocar demasiado la utopía puede hacernos correr el riesgo de caer desde muy alto. Por lo tanto, me detengo en esta evocación del pedaleo en estado de ingravidez. (…) El primer pedaleo constituye la adquisición de una nueva autonomía, es la escapada, la libertad palpable, el movimiento en la punta de los dedos del pie, cuando la máquina responde al deseo del cuerpo e incluso casi se le adelanta. En unos pocos segundos el horizonte limitado se libera, el paisaje se mueve. Estoy en otra parte, soy otro y sin embargo soy más yo mismo que nunca; soy ese nuevo yo que descubro. Montar en bicicleta es aprender a administrar el tiempo, tanto el tiempo corto del día o de la etapa, como el tiempo largo de los años que se acumulan. Y sin embargo (y aquí está la paradoja, la bicicleta es una experiencia de eternidad. Marc Augé
nnnnnnCasualmente respecto de la bicicleta, Del ciclista parafrasea al antropólogo sobre que no se puede hablar de la bicicleta sin hablar de nosotros mismos: Los ciclistas. El sueño del ciclista es el de andar por la tierra como pez en el agua, el sueño del que escribe es poder hacerlo con la misma fluidez con la que pedaleamos y donde florecen las ideas y en la libreríapensamos que estas ideas son aquellas frases acomodadas a eso que queremos decir: En este caso Del ciclista piensa al ciclista como piensa al escritor. La bicicleta anuncia esa posibilidad: la de ir hacia los bordes de nuestros pensamientos por los costados de la ciudad y de nosotros mismos. Como en una exploración del espacio y el tiempo diferente de cualquier otra búsqueda. Cuando hace dos años comenzamos a pensar a D- el ciclista, en aquél entonces junto a Documenta escénicas, lo hicimos desde la posibilidad de generar un espacio que pudiera reunir a la literatura de nuestro tiempo y a sus autores en nombre de la escritura, junto a sus narradores y a sus poetas, queríamos que esas escrituras nos intervengan cotidianamente. Fue de esa manera que aparecieron las breves Noches editoriales noches en que los autores que trabajan en diversos ámbitos, pero fundamentalmente autores que escriben y participan activamente en la vida literaria, social y política de la ciudad que habitan y de la cual forman parte lo hicieron leyendo lo que escribían: algunas veces en la propia voz y otras veces en la de alguien más. ,,,,,,En aquella intervención ciclista en Documenta nos acompañaron editoriales de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Bahía Blanca. Editoriales de Chile y Perú y también algunas que trabajan desde Barcelona o Madrid. En esta aventura nos cruzamos con autores independientes, autores que trabajaron su obra artesanalmente y grupos editoriales que hacen revistas de narrativa y de poesía que poco a poco se fueron sumando a esta carrera. Nos convertimos por un tiempo en una librería móvil o librería a domicilio: íbamos a eventos diversos cuando éramos invitados o enviábamos y recibíamosel materialque a su vez distribuímos: Lecturas, ferias, fiestas literarias. Nos mantuvimos abiertos a la entrada y salida de libros contemporáneos, al intercambio, al juego literario. Del ciclista vuelve a saber que los caminos se modifican siempre que se trabaje en ello y por eso vendría a cuenta mencionar el breve "paseo ciclista" en lo que fue “una brevísima santa” y nuestra durante el tiempo que dura cualquier suspir: la Santa Lupita y ahora y ahora... es otra cosa. Llegamos pedaleando y sin aliento pero con muchas ganas a Barcelona, "Bar". Del ciclista ahora está Caseros 45, como les decía, un bar: de copas, tapas, linda música y cosas por el estilo. Nuevos vientos que siguen regodeándose en apoyar nuestros caprichos: Música caprichosa, libros caprichosos, obsesiones caprichosas: Otro bar, otras copas y otro viaje. Del ciclista en este trayecto se embarca hacia otro paseo, otra manzana. Y como antes se propone "la aventura" de quedarse quieto y girar en otro sentido: en Del ciclista leémos, nos comunicamos, bebemos y compramos libros. Lo pensamos como un centro de operaciones musicales y poéticas para los que gustan de la música y la lectura. Un espacio de reunión y tertulia de los libros y sus autores. En el que editoriales, escritores, plásticos, músicos, curiosos, amigos y gustosos del arte ya comenzaron a disfrutar en la primera velada del ciclo homenaje a Marosa di Giorgio: ¡Salí a pecar!
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